Ayuno, dignidad y protesta.
El hecho de que la profesora Liliana Camaray, de la Facultad de Ciencias de la Educación (FaCE), haya llevado a cabo un ayuno ―el miércoles próximo pasado― en la acera de las afueras de IPAPEDI, en defensa de derechos y la dignidad de los profesores de la Universidad de Carabobo, muestra abiertamente su recio talante y calidad humana para defender, de cuerpo presente, los derechos colectivos infringidos.
El ayuno es en este caso un acto simbólico de protesta que, mediante el sacrificio personal de la privación de alimentos, busca llamar la atención, a la par que mostrar disconformidad, ante una injusta realidad que causa entre los docentes UCistas desasosiego e inseguridad. El asunto que nos viene ocupando, stricto sensu, es la defensa de la dignidad y decoro del Instituto de Previsión Social de todos los profesores, que en mala hora ha sido llevado a un naufragio gerencial que arrastró hacia la nada los ahorros de toda una vida de más de 3500 profesores.
El día del ayuno se desplegó, nuevamente, la pequeña pancarta en la que se formulan algunas preguntas que muestran nuestros reclamos, y que, si se respetaran nuestros derechos, debieran ser respondidas plenamente.
Sin embargo, fueron “respondidas” de forma irrespetuosa e irresponsable, con la muda y escandalosa agresión de haber procedido a cerrar ese día las puertas del IPAPEDI, alegando que estaban reparando la bomba de agua. ¡Otra mentira más!
La diferencia entre lo que se dice y lo que se es, es lo que se hace. La coherencia entre el decir y el hacer de la profesora Camaray constituye la mejor forma de expresar su compromiso con los valores de la institución. Lo cual puede advertirse en su declaración clara y precisa, que expresara desde su sitio de lucha:
“He decidido dar apoyo a esta lucha con este ayuno voluntario, pues considero de lo más injusto que no se les permita a los nuevos docentes su ingreso al Instituto y su afiliación a la caja de ahorro, con lo cual se desconocen sus derechos y se violan normas establecidas”.
“Si los nuevos profesores manifiestan su voluntad de afiliarse a la caja, esto se debe permitir. No puedo entender cómo una decisión de un cuerpo directivo, en este caso de la caja de ahorro, pueda negar ese derecho y colocarse por encima de lo que está contemplado en las normas”.
“Además debe saberse que una decisión como esa impacta y, mejor dicho, incide negativamente en lo que sería el cálculo, por ejemplo, del bono vacacional del docente, como ya lo han explicado algunos colegas, entre ellos el profesor Víctor Reyes Lanza en los artículos que sobre el particular ha escrito”.
“Apartando estos dos motivos que son súper importantes, estoy también en esta actividad en solidaridad con algunos de los nuevos profesores que me han manifestado como se sienten al no ser aceptados en su caja de ahorro. Estas personas que llegan, ingresan con una ilusión. Son gente que apostó a quedarse en el país, que decidió quedarse en Venezuela, brindar su talento humano y su profesionalismo a la Universidad de Carabobo, y no era eso lo que esperaban”.
“Debe suponerse que ese no era el plan de acogida que esperaban, o que en todo caso se merecían”.
“En estos momentos tan críticos que vivimos en Venezuela, las personas que siguen aquí necesitan sentir un respaldo, y si bien es cierto que la caja de ahorro, hoy día, no es lo que fue en años anteriores, por las mismas circunstancias del país, el hecho de estar agremiado le permite al docente sentir esperanza. Porque se dice: bueno, estoy ahorrando, en algún momento cambian las circunstancias y mejoran las cosas. Pero esa negación total afecta la parte emocional del docente. La gente se siente... Oye, como si le estuvieran cerrando todas las puertas”.
“¡Ya son demasiadas las puertas que tenemos cerradas afuera, como para aceptar que dentro de nuestra propia casa también nos las cierren!”
“ Entonces estoy aquí ayunando, solicitando respuesta a todas estos interrogantes que tienen que ver con el llamado a elecciones, con los dividendos que no se nos dan, con el mal gasto en la construcción de Chichiriviche. Pero, fundamentalmente, este es un ayuno con el que yo me solidarizo con los nuevos profesores a los que se les está negando sus derechos sin mayores explicaciones”.
“Esa medida debe ser revocada, lo que está contemplado en la norma debe ser cumplido. Entonces, hago un llamado a la reflexión, ya que las personas deben ser más empáticas, estos momentos que estamos viviendo en el país son muy delicados y, de verdad, que no estamos para este tipo de decisiones”.
Profesor(a), una vez más damos testimonios de nuestro civismo universitario, porque somos docentes y como tales queremos ser percibidos como faros de civilidad ciudadana. Dos (2) años demandando la convocatoria a elecciones en IPAPEDI, porque sus directivos tienen vencido el período, es la prueba reina de nuestra prudencia y mesura.
La negativa por parte de los ilegítimos directivos a convocar las elecciones demanda de todos los profesores imponer su autoridad moral y, a la universidad, como institución, hacer valer y hacer sentir la autoridad que le confiere y otorga la ley.