ECOSISTEMA PRODUCTIVO ACADÉMICO

ECOSISTEMA PRODUCTIVO ACADÉMICO

En el ámbito de nuestra Universidad de Carabobo, estoy persuadido y absolutamente convencido de que tenemos que hacer un gran esfuerzo convergente de cooperación entre los universitarios para ser protagonistas de nuestro propio destino. A la casi estupidez de creer que el gobierno nefasto nos va a “resolver” las cosas como solía ser otrora, puede surgir e instalarse una estupidez mayor, que consiste en no hacer nada para que las cosas sucedan y cambien. En consecuencia, es tiempo ineludible de plantearnos que no tenemos tiempo para perder tiempo ni tampoco equivocarnos en prescindir de todo aquello que no es imprescindible. No podemos soslayar que temas de honda repercusión social, como la docencia, la extensión y la investigación universitarias, permanezcan fuera del radar de apoyo del IPAPEDI, y que no se tenga respuesta de intermediación de nuestro instituto de previsión social.
Por esa realidad palpable hoy, y en el ánimo esperanzador de ofrecer soluciones a problemáticas ciertamente complejas, pero no irrebasables, hemos venido proponiendo el Ecosistema Productivo Académico (EPA), como dispositivo de compromiso de actuación propositiva y proactiva ante las dificultades del presente, con características de emergencia humanitaria compleja (EHC). Un dispositivo para poner en marcha una bitácora sinérgica, cooperacional e interinstitucional, para apuntalar iniciativas que provengan del profesor(a) que, canalizados desde una visión de productividad responsable (ganar-ganar) redunden en una mejoría de condiciones para el ejercicio de la academia y la calidad de vida del docente, hoy ambas ostensiblemente deterioradas. Con actitud mental positiva, recursos, voluntades y capacidades que tenemos, todas las instancias universitarias debemos remar juntos y enfocados en procurar la vigencia de nuestra alma mater por viabilizar proyectos que impliquen productividad docente e investigación innovadora, desde la raíz fundamental de la academia: la cátedra y/o asignatura.


El Ecosistema Productivo Académico (EPA) define a la cátedra y/o asignatura como la unidad básica para promover redes versátiles de profesores(as), socios del instituto, conformados en equipos de mixtura multigeneracional (fourth and fifth level), interdisciplinarios y transdisciplinares, configurando un modelo sinérgico de círculo virtuoso, para intentar poner en marcha muchas de las ideas y proyectos de nuestro profesorado. Estimular, desde el IPAPEDI, a través de la convocatoria amplia y universal de ayudas para la cátedra y/o asignaturas, aquellos proyectos que, entre otros, apuesten a ser pertinentes, disruptivos, de alto impacto en tiempo de crisis, como por ejemplo, sistemas patentados de aceleradores de startups o los “talleres” de gemelos digitales para productos tecnológicos utilitarios o procesos correctivos de problemáticas en ciudades y territorios así como la reactivación de industrias del siglo XXI (machine learning) para que, a partir de la representación física de activos, procesos y sistemas, la analítica de los datos y hasta el uso de algoritmos de inteligencia artificial (IA), se creen modelos simulados del comportamiento de los servicios de primera necesidad de las sociedades y que favorezcan la toma de decisiones en tiempo real y a largo plazo.


Hemos mantenido y sostenido siempre, que, si el profesorado es el principalísimo actor y soporte académico de la universidad, ninguna iniciativa, ninguna idea, puede ser desdeñada, en procura de fomentar y generar garantías para que ese importantísimo capital humano pueda ejercer en las mejores condiciones posibles la sacrosanta misión de la academia. Máxime si somos nosotros los docentes quienes al mismo tiempo padecemos la archiconocida crisis y somos propietarios de una institución, que su actual directiva dice tener un patrimonio que se ha “incrementado en millones %”, que sinceramente, visto lo visto, no se traduce en ayudar a mejorar la vida académica integral de la gran mayoría de profesores(as). Para que el dispositivo EPA cumpla su propósito germinal es oportuno puntualizar que no debemos reiterar en errores que, en el pasado y el presente, se han cometido. Me refiero a ejemplos de iniciativas que han sido o son muy buenas pero que se truncan en el camino por privilegios que se crean o por trabas, a menudo burocráticas, que sabemos que existen, o se estrellan contra obstáculos que impiden que la producción de conocimiento de nuestros profesores(as) se materialice en realidades tangibles que puedan repercutir en el mejoramiento de su calidad de vida. Hay que desterrar el ya tradicional arsenal de excusas que se ha construido y hasta ahora impedido que líneas de actuación y medidas específicas orientadas a visibilizar el talento profesoral en todos los ámbitos, puedan concretarse.
Existen hoy, aun en nuestra realidad precaria, cientos de proyectos en las mentes de los profesores(as). Para que muchos de estos sueños puedan concretarse se puede ayudar desde IPAPEDI. A tal efecto, hay que dejar a un
lado las diatribas estériles, la desidia y la omisión y reivindicar las mejores voluntades y capacidades para hacer realidad la logística mínima necesaria que se requiere desde la base de la pirámide académica, la cátedra y/o asignatura, que permitan la utilización de diferentes tecnologías que no son costosas, pero sí imprescindibles. En este sentido desde el EPA se perfila contribuir con la transformación digital de la cátedra o la asignatura no ya como opción sino como imperiosa necesidad: el impulso a la digitalización es clave para la mejora de la eficiencia en la gestión docente e investigativa y el aumento de la competitividad en cualquier área. Aspectos que van desde medidas directas de financiamiento de ayudas a la compra de hardware y software para los profesores(as), hasta la meta de que cada cátedra y/o asignatura tenga su página web divulgativa, explorando otras posibilidades destinadas al desarrollo de páginas web monetizables, aplicaciones, posicionamiento de nuestros docentes y gestión de redes sociales y e-commerce de talento propio a través de grandes plataformas.
Se insiste en que el pilar fundamental de la propuesta de Ecosistema Productivo Académico enfocada a la productividad debe ser el profesor(a) y su relación de socio propietario de IPAPEDI. Su trabajo constante, a veces en situaciones muy adversas, es verdaderamente encomiable. Es tiempo de valorar y apoyar, de alguna manera, ese denuedo, ese esfuerzo y esa constancia, mejorando algunos aspectos que pueden ser perfectamente asumibles por el instituto, desde la autogestión financiera que propicie la generación de riqueza para nuestra comunidad docente. En consecuencia, resulta impostergable generar condiciones propicias para el acceso a financiación y reforzar y desarrollar nuevos canales alternativos, incluyendo los extrauniversitarios, globales y hasta bancarios. Estamos decididos a emprender una especie de cruzada virtuosa para desmontar trabas, impedimentos y faroles, que nos han nublado el horizonte con obstáculos y excusas que toca hoy, sin más dilaciones, que encarar, desmontar y superar.
Enfocados, en poder ayudar desde IPAPEDI, con el mejoramiento de las condiciones en que se ejerce la docencia, investigación y extensión, estableceremos sin ningún complejo de inferioridad, y con toda la fuerza que otorga la calidad académica probada y comprobada de nuestros profesores(as), en sinergia interinstitucional con otros organismos y dependencias universitarias y extrauniversitarias, medidas específicas dirigidas a profesores(as) que eliminen las dificultades administrativas y agilicen su relación con la nueva gestión del IPAPEDI, bajo criterios sinérgicos de simplificación administrativa y productividad académica. Iniciaremos, en los próximos días, la actualización de un censo para alimentar de la información necesaria al ecosistema, respetando las particularidades de cada facultad o escuela, y donde cada jefe(a) de cátedra y/o asignatura recibirá una carta de invitación a participar en este ecosistema social de ayuda a la academia, que aspiramos implementar, sin tiempo que perder, desde el primer día de gestión.
Somos conscientes de la necesidad de hacer lo que esté a nuestro alcance para superar el desengaño y frustración que el profesor(a) siente sobre el actual IPAPEDI. Nuestro instituto es poco útil en contribuir a paliar cosas que nos suceden, especialmente las de orden social, que se tornan criticas de manera preocupante. El bienestar de la comunidad profesoral será, en buena medida, el fruto de la creencia y esfuerzo titánico de todos nosotros, para crear y proponer proyectos de viabilidad académica productiva, que con la participación de IPAPEDI, podamos hacer la sinergia necesaria en esquemas redituables de ganando-ganando y contribuir así a mejorar las condiciones de vida de los docentes. Y eso no se consigue con políticas que colocan obstáculos a la producción de conocimiento docente y su potencial rentabilidad. Se consigue con predisposición sinérgica, proactiva, propositiva, cooperacional, bajo principios de eficacia, eficiencia y efectividad; con propósito focalizado y mancomunado de generar, entre todas las mejores capacidades y voluntades, los niveles de condiciones favorables para el ejercicio de la academia que todos anhelamos y nos merecemos.
Profesor(a), no tenemos tiempo para perder tiempo. En IPAPEDI tenemos dos opciones: el continuismo indeseado o el cambio anhelado.

¡Vamos por el cambio! ¡Sabemos cómo hacerlo y sin excusas!
¡Elecciones YA!