EMPTI: Un programa de salud
Víctor Reyes Lanza | 24.04.2022
En 1970, la Universidad de Harvard y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) suscribieron el convenio Harvard-MIT, mediante el cual el potencial tecnológico del MIT debía entrar en sinergia con la capacidad médico-científica de la Escuela de Medicina de Harvard. Como en efecto ocurrió. El referido acuerdo dio lugar al establecimiento y puesta en funcionamiento del programa de Ciencias de la Salud y tecnología más grande y ambicioso del planeta, sin estridencia alguna.
Las mejores voluntades y capacidades de estos dos gigantes académicos se alineaban en torno a la ciencia médica para contribuir en favor de la preservación del más grande valor de los seres humanos: la vida.
Me place decir que mi orgullo UCista emerge y se pone de manifiesto al hacer saber que el actual presidente del MIT es Rafael Reif, un egresado en 1973 como ingeniero electricista de nuestra escuela de ingeniería eléctrica de la UC.
Y esto me hace recordar que en 1992 la Facultad de Ingeniería de la UC, siendo este servidor su decano, firmó con el Instituto Docente de Urología (IDU) un convenio mediante el cual ambas instituciones contraían el compromiso de impulsar el desarrollo de la Telemedicina. Antes, el Centro de Procesamiento de Imágenes (CPI) de mi Facultad, había conformado un equipo de ingenieros y médicos adscritos a nuestra prestigiosa Facultad de Ciencias de la Salud UC (FCS) para adelantar proyectos conjuntos.
Es decir, un acuerdo de igual naturaleza al que suscribieran Harvard-MIT. En el caso nuestro, IDU y la Facultad de Ingeniería, también sinergizarían la capacidad médica docente con un potencial tecnológico, a objeto de desarrollar, desde la bioingeniería, contribuciones en apoyo a la prevalencia del supravalor humano: la vida.
En 2007, ejerciendo mi persona el vicerrectorado administrativo de la UC, la Unidad de Atención Médica Integral (UAMI) puso en servicio el programa de Evaluación Médica Preventiva Tutorial Integral (EMPTI) para beneficio de todos los miembros de la comunidad universitaria.
El propósito de haber puesto en servicio el antedicho programa es congruente con el de los otros convenios referidos. Pues en todos ellos su centralidad es la procuración de la salud, como forma de preservación del magno valor humano: la vida.
Algo más: la universidad es una comunidad de intereses conformada por profesores, estudiantes, empleados, obreros y egresados. Así, entonces, el real y verdadero patrimonio de la universidad es su capital humano. En una universidad lo sustantivo es su gente, lo demás es adjetivo, coadyuvante.
Mantengo y sostengo que la inversión social que apunta a la seguridad social con énfasis en lo que respecta a salud, es mandatorio pero no solo como expresión solidaria, que lo es, sino como una manifestación de inteligencia, y de las mayores, que emana de la casa que vence las sombras.
El EMPTI es el acrónimo de la Evaluación Médica Preventiva Tutorial Integral de la UC. En este screening médico, los universitarios eran convocados, mediante el trato personalizado, a una evaluación médica de conformidad con los potocolos de la medicina preventiva.
Esta invaluable experiencia médica nos permitió detectar enfermedades en forma precoz, establecer pautas de mejoramiento de la calidad de vida para la prevención de enfermedades, a la par que nos proporcionó una data actualizada del estado de salud de quienes, insisto, constituyen el más importante patrimonio de nuestra Universidad de Carabobo.
El leitmotiv de la universidad es la Academia, y si esta la llevan a cabo sus profesores como actores principalísimos, por tanto, a estos hay que asistirlos y cuidarlos para preservarlos. Lo que se quiere se cuida y, si se cuida, perdura.
Con base en los preceptos precedentes, convertidos con el tiempo en una vocación de servicio, ratifico mi propuesta de reflotar el UAMI, de reeditar el EMPTI con vistas a la construcción de un modélico ecosistema sanitario propio.
A mi juicio no es una simple opción, es quizá por el momento la única opción disponible, la que goza además de ser una experiencia probada por nosotros mismos, y por aquellos que hace 52 años tuvieron la preclara visión de firmar el convenio Harvard-MIT.
La seguridad social y particularmente, la prevención en salud no es un asunto cosmético, ni episódico, tampoco de operativos y mucho menos de rifas de cotillones.
La medicina preventiva es el camino que ciertamente conduce al aumento de la expectativa de vivir más con mejor calidad de vida.
¡Para allá vamos!
¡Sabemos cómo hacerlo y sin excusas!
Gracias por su atención.
Su servidor y amigo, VÍCTOR REYES LANZA