En la encrucijada democrática.


Profesor(a), hoy la Universidad de Carabobo nos convoca a un deber irrenunciable e impostergable: defender la institucionalidad de nuestro IPAPEDI y, con ello, la dignidad del profesorado activo y jubilado de nuestra Alma Mater.
La asamblea parcial de profesores jubilados prevista para mañana lunes 29 de septiembre y sorprendentemente “pospuesta” sin fecha cierta anunciada, no era un mero trámite administrativo, sino un acto trascendente, soportado en el derecho legítimo de los 2000 profesores jubilados, socios de IPAPEDI a elegir con libertad y democráticamente, la Comisión Electoral que abrirá el camino a un nuevo rumbo en nuestro instituto de previsión social y de ahorro.
La aviesa decisión de “posponer” las asambleas parciales arguyendo razones de seguridad, cuando lo que en realidad, simplemente, se solicitaba era un cambio a un espacio con un aforo más amplio y acorde al número de convocados. La postergación constituye una maniobra dilatoria y un irrespeto a la inteligencia y la voluntad del estamento profesoral. La seguridad nunca se garantiza incumpliendo las normas y cercenando derechos, sino facilitando el pleno ejercicio de estos.
Como profesores universitarios, sabemos que la esencia de la democracia es la participación con independencia y libertad y, que no hay excusa válida para posponer la voluntad soberana de la mayoría. En nombre de la transparencia, exigimos la inmediata reprogramación de las asambleas en lugares que acoja la cantidad y transmita el respeto que merecemos los socios profesores jubilados.
Recordemos que la universidad nos formó en el espíritu crítico, en la defensa de los principios, y en la lucha por el sacrosanto valor de la verdad. Ese mismo talante universitario nos obliga hoy a rechazar, categóricamente, esta decisión abiertamente violatoria del derecho a participar.
Por tanto, declaramos: la asamblea no debió ser “pospuesta”; lo que corresponde es su reubicación inmediata en un recinto de aforo adecuado y facilidad de acceso.
Los profesores jubilados no pedimos privilegios, sino consideración y respeto a nuestros derechos. El porvenir de IPAPEDI depende de nuestra determinación, firmeza y de nuestra participación. Profesor(a), estamos en una encrucijada democrática. Vivimos un momento en el que se requiere reafirmar nuestra condición universitaria: crítica, libre y democrática. No permitamos que la historia de lucha y perseverancia que hemos construido sea borrada por intereses crematísticos e intenciones inconfesables. Nuestra voz, nuestra dignidad y nuestra razón deben prevalecer.
La paciencia no es esperar, es confiar en que nuestra causa por rescatar IPAPEDI es justa. Por casi cuatro (4) años hemos testimoniado respeto, disciplina y perseverancia para mantenernos firmes y serenos mientras acoplamos las piezas que aún no encajan. El logro y la bendición de recuperar IPAPEDI nos ha demandado consagración con ese noble propósito. Pero, tenemos conciencia que nuestro anhelo colectivo avanza con muchas dificultades. Sin embargo, lo que a menudo es difícil, son las circunstancias alineándose con y por lo que hemos luchado. Los inquietos y ansiosos exigen velocidad y respuesta fast.
Empero, la serenidad y paciencia fluye con el tiempo. La mayoría de los éxitos duraderos provienen de un esfuerzo constante y un propósito reflexivo. Seamos los profesores, arquitectos hacedores de civismo y no caigamos víctimas de la tentación de la violencia a la que se nos pretende incitar y empujar. ¡Vamos a por ello!