EPA y FILUC
Desde el miércoles 23 hasta el domingo 27 de octubre, con el lema “más libros más lectores” se llevó a cabo la 21 Feria Internacional del Libro de la Universidad de Carabobo (FILUC). La feria, de hecho, con el pasar de los años, se ha convertido en la gala académica de la UC y, en cierto modo, en la fiesta cultural y literaria de Carabobo. Para los universitarios, FILUC es un bálsamo que alivia el maltrato académico continuado del cual viene siendo objeto el estamento educativo universitario. FILUC es una especie de “switch” que conecta a Autores con Lectores. La feria, como ningún otro medio, permite al público el contacto directo con autores, editores y otros protagonistas del mundo editorial, facilitando intercambios que, sin duda, enriquecen a las partes. Los lectores, por su parte, pueden interactuar con los mismos creadores de las obras; y los autores, a su vez, pueden recibir una retroalimentación directa. En la práctica, se Impulsa un Ecosistema Editorial. La FILUC sirve al igual como un espacio para apoyar las editoriales, librerías y distribuidores de la región, promoviendo esa pequeña economía local; y, por qué no, dando visibilidad a proyectos editoriales que quizás no sean tan accesibles a librerías convencionales.
En el ámbito de nuestra Universidad de Carabobo, estoy persuadido y absolutamente convencido de que tenemos que hacer un gran esfuerzo de cooperación entre los universitarios para llegar a ser protagonistas de nuestro propio destino. A la ya casi inocentada creencia de que el gobierno nos va a “resolver” las cosas, como solía ser otrora, puede surgir e instalarse una inocentada aparentemente mayor: la que consiste en no hacer nada para que las cosas en verdad sucedan y cambien.
En consecuencia, es un tiempo ineludible para plantearnos que no tenemos tiempo para perder tiempo, ni tampoco para equivocarnos al prescindir de todo aquello que nos resulta imprescindible. No podemos soslayar que temas de honda repercusión social, como la docencia, la extensión y la investigación universitarias, permanezcan fuera del radar de apoyo del IPAPEDI, y que no haya alguna respuesta de intermediación por parte de nuestro Instituto de Previsión Social.
Por esa realidad que es palpable hoy, y con el ánimo esperanzador de ofrecer soluciones a problemáticas complejas, pero no del todo irrebasables, hemos venido proponiendo el Ecosistema Productivo Académico (EPA), como un compromiso para la actuación propositiva y proactiva ante las dificultades del presente, y, si se quiere, con características de emergencia humanitaria compleja (EHC). Un dispositivo, insisto, para poner en marcha una bitácora sinérgica, cooperativa e interinstitucional, que apuntale las iniciativas que provengan del mismo profesorado, que debidamente canalizadas, desde una visión de productividad responsable (ganar-ganar), redunden en una mejoría de condiciones tanto para el ejercicio de la academia como para la calidad de vida del docente, hoy ostensiblemente deterioradas.
Con actitud mental positiva, recursos, voluntades y capacidades que tenemos, todas las instancias universitarias debemos remar juntos y enfocados en procurar la vigencia de nuestra alma mater, darle vida a proyectos que impliquen productividad docente e investigación innovadora. Eso sí, desde la raíz fundamental de la academia: la cátedra y/o la asignatura.
La crónica de hoy la intitulo IPAPEDI: EPA y FILUC. Esto por considerar que nuestra FILUC es también una especie de “cancillería académica” de la UC. La feria, recordemos, tiene carácter internacional, entonces, podemos igualmente a través de la producción EPA, ir a por Amazon que es la librería que atiende el mercado mundial y, ofertar la producción intelectual y académica que se haga desde las cátedras y asignaturas, haciéndolo como FILUC sabe hacerlo.
Debemos ser conscientes de la necesidad de hacer bien lo que esté a nuestro alcance. Esto nos ayudaría a superar el desengaño y frustración que el profesor(a) siente en alguna medida a causa del actual IPAPEDI, convertido hoy en un manojo de mentiras.
Nuestro Instituto es casi inútil en su labor de ayudar a paliar las malas cosas que nos suceden. Especialmente, las de orden social, que si a ver vamos, se van tornando cada vez más críticas. Y de manera preocupante. El bienestar de la comunidad profesoral que podamos conquistar, será en buena medida el fruto de la creencia y esfuerzo titánico de todos nosotros, y pasa por crear y proponer proyectos de viabilidad académica productiva, que, con la participación de los pulmones financieros de IPAPEDI y FOPEDIUC, tengamos la sinergia necesaria mediante esquemas redituables de ganar- ganar, para que puedan efectivamente contribuir a mejorar las condiciones de vida de los docentes.
Y digo esto en voz alta: Eso no se consigue organizando rifas y promocionando la compra de boletas de entrada a los espectáculos que dan rédito a un determinado y privilegiado grupete.
Se consigue sí, con predisposición sinérgica, proactiva, propositiva, bajo principios de eficacia, eficiencia y efectividad; focalizados y mancomunados en generar, entre todos las mejores capacidades y voluntades, así como las condiciones favorables para la vida académica que todos anhelamos y, que además, nos merecemos.
Profesor(a), debemos invocar y convocar a nuestra capacidad creativa y resolutiva para así atrevernos a retar nuestra conciencia y sapiencia. La prudencia, la paciencia y la perseverancia son el acicate que nos permite seguir e insistir aferrados a la causa por el rescate de IPAPEDI. La lucha la vamos ganando con el corazón y la alegría esperanzada. El tiempo de Dios es perfecto, a pesar de que en oportunidades no lo entendamos así, pero nunca olvidemos, nuestra fe nos obliga a creer.