¡Es la SALUD, carajo!

¡Es la SALUD, carajo!

La crónica del pasado domingo 23 la intitulé: IPAPEDI: SALUD es la SINERGIA, y en ella referí el caso de la profesora de Ingeniería Química Milagros Jiménez, quien requiere que la ¡APOYEMOS! en su afanosa búsqueda de la salud. La crónica de hoy la denomino: IPAPEDI: ¡Es La SALUD, Carajo! con la cual deseo ser un altoparlante de la generalizada angustia que embarga a la comunidad universitaria y, en particular, al estamento profesoral UCista.

En el transcurso de la semana supimos del particular estado de salud de nuestro respetado profesor Raúl Nuñez, actual director de la Escuela de Relaciones Industriales de la FaCES. El también apreciado Raúl requiere de un marcapasos, lo cual supone una erogación de $10000, incluido el costo del acto quirúrgico y los medicamentos correspondientes.

La FaCES, haciendo uso de su capital relacional, ha emprendido luna campaña a los fines de recaudar el dinero requerido. Todo el tejido social universitario, como es habitual, testimonia su solidaridad con quien, por cierto, y bueno es recordar, fue en una ocasión protagonista de una huelga de hambre en demanda de las condiciones de protección previstas para los profesores de la UC.

Hoy, Raúl requiere de ayuda. Todos los profesores queremos ayudar y sabemos que, en la medida de lo posible, cada quien lo hará. No obstante, surge una pregunta. Si los profesores UCistas tenemos un instituto de previsión y ahorro, ¿por qué los docentes no vemos ni sentimos su oportuna presencia en los momentos en que nos tornamos vulnerable ante una enfermedad? Una vez más, la respuesta la remitimos a la conciencia individual de cada profesor.

Advertimos que mientras la situación económica del país se torna sombría y, por consiguiente, aguas abajo, la del sector universitario, que a todas luces va de mal a peor, el ilegítimo presidente de IPAPEDI alardea y dice desde un podio de la Bolsa de Valores de Caracas, que “Fortaleciendo y Consolidando IPAPEDI, hemos preconizado y seguiremos preconizando la vía del mercado de valores como medio para rescatar el ahorro y la inversión en las cajas de ahorro del país”. Tal aseveración anterior nos sirve para rememorar aquello de que “para lo único que sirve la mentira es para que cuando se diga la verdad, nadie lo crea”.

En efecto, la memoria colectiva universitaria recuerda la tristemente célebre declaración desde el techo de la mole de bloque, cabilla y cemento de Chichiriviche ocurrida el 15 de junio de 2022 y en la que el susodicho afirmó: que a pesar de que el sector de la construcción del país estaba contraído en un 99%, IPAPEDI estaba en el 1% que construía. Y, por tal motivo, los profesores debíamos estar orgullosos de la obra, porque allí estaban resguardados y asegurados nuestros ahorros.

Han transcurrido casi tres años y la mole referida se ha convertido en un monumento de la descapitalización de nuestro IPAPEDI, lo que equivale a decir el derrumbe de los ahorros de toda una vida de los profesores de la UC. La obra de la que, según el ilegítimo presidente, los profesores deberíamos sentirnos orgullosos, yace enferma de patología estructural, y está paralizada. Está a merced del salitre que la corroe y, tras lo cual se pierden un millón de dólares ($1000000) por irresponsabilidad y, tal vez, por actos reñidos con una sana administración.

Profesor(a), ayer el espejismo era el Complejo Recreacional Chichiriviche, dizque para uso y disfrute del profesor y su familia. Hoy, la fantasía espetada desde la irresponsabilidad hecha persona, en el usurpador presidente del instituto, radica en hacernos creer que somos “inversionistas” en la Bolsa de Valores de Caracas. Se vocifera y repite que el valor de la cartera de acciones ha experimentado un rendimiento de $14 en diez (10) meses, vale decir, $1.4 mensuales durante diez (10) largos meses. Emulando a Joseph Goebbels se repiten mentira tras mentira, tratando de que sean percibidas como verdades.

Ayer fue Chichiriviche y hoy la Bolsa de Valores de Caracas; pero lo realmente cierto es que ambos hechos constituyen testimonios probatorios del alarmante e indignante fraude del que hemos sido objeto, durante quince (15) años, los docentes universitarios. La democracia y el derecho a elegir y ser elegidos en IPAPEDI se defiende con la perseverancia cívica de nuestro talante de docentes universitarios, porque siendo faros de conocimiento, enseñamos también, que los derechos infringidos no se restablecen desde la apatía o renuncia, sino desde la incesante voluntad de cambiar lo indeseable por lo deseable. ¡Es La SALUD, Carajo!, el supra valor de la vida.

¡En IPAPEDI, Elecciones YA!