INTEGRÉMONOS PARA EL CAMBIO
En el curso de la semana que recién finalizó se llevaron a cabo las asambleas parciales convocadas por Ipapedi a los efectos de someter a consideración y sanción las Memorias y Cuentas de los años 2019 y 2020. Los profesores Ucistas, activos y jubilados, fueron convocados para tal fin y los resultados arrojan, que de las siete (7) Facultades de la UC, en cinco (5) de ellas [FCJP, FaCyT, Ingeniería, FaCE y FaCES (Valencia y La Morita)] se improbó por mayoría dichas memorias y cuentas. Sólo en la Facultad de Odontología, y por muy estrecho margen (1 voto) se aprobó. La otra aprobación ocurrió en la Facultad de Ciencias de la Salud sede Valencia, pues en Ciencias de la Salud La Morita (activos y jubilados) se improbó. En la Asamblea de profesores jubilados Valencia y empleados administrativos del instituto, la mayoría de los profesores jubilados que estuvimos hasta el final de la asamblea también improbamos lo referido, dejándose constancia recibida por representantes de la Superintendencia Nacional de Cajas de Ahorro, en su carácter de observadores de dicha asamblea.
La primera realidad que se aprecia de dichos resultados de las Asambleas de IPAPEDI, es que conforman un fin de ciclo de sus actuales directivos, y revelan una nítida y clara tendencia, que se traduce en la decisión de la mayoría del profesorado por improbar unos informes de “memorias y cuentas”, presentados por las juntas de administración y vigilancia, que no fueron ni consignados a tiempo para su debido estudio (no se cumplieron los extremos legales para su presentación y discusión) ni tampoco reflejan la bondad que dicen dichos directivos, pues los profesores sencillamente vemos el despropósito de inversiones realizadas, supuestamente superrentables, pero que no se traducen de manera clara e incontrovertible en nuestra previsión social, cada vez más precaria.
La actual directiva de Ipapedi ha repetido en las asambleas de presentación de su memoria y cuenta 2019 y 2020, un guión donde todo ha sido “difícil” y que, para tratar de eludir la devaluación de la moneda, han hecho cuantiosas inversiones en moles de bloque, cabilla y cemento. Precisamente, esos cuantiosos vaciados dinerarios en Chichiriviche y los locales de San Diego, hoy paralizadas y sin posibilidades de terminarlas o abrirlas, han generado en buena medida esta situación de dificultad financiera de nuestro instituto. Invertir nuestros ahorros en estas obras han sido decisiones equivocadas tomadas en momentos equivocados. En el momento actual cuando la mayoría de los profesores no podemos pagar una póliza de HC ni hemos recibido dividendos del Ipapedi (desde hace cinco años) nos preguntamos si esas inversiones, que precisamente se han hecho durante el lustro señalado, han sido beneficiosas para nuestros ahorros o si por el contrario han contribuido a empeorar nuestra condición de vida de asociados.
En tal sentido los profesores tenemos derecho a manifestar y opinar, mediante la voluntad democrática, que las cosas se pudieron haber hecho de mejor forma, poniendo énfasis en atender necesidades apremiantes de profesores, especialmente en salud. Por eso, y por muchas otras razones durante tantos años, se han improbado estas “memorias y cuentas”, por encima del guión victimista que nos ofrecieron en las asambleas las juntas directivas y de vigilancia. La mayoría de los profesores en asambleas no han justificado el arsenal de excusas que han esgrimido estos directivos actuales, demostrándose fehacientemente una notoria incapacidad de gerenciar inteligente y responsablemente la crisis y, una escasa sensibilidad por priorizar lo humanitario y lo social en esta dantesca crisis que nos agobia a todos.
Integrarse, como señala el título de esta crónica, implica la convocatoria de las mejores voluntades y capacidades para cambiar el IPAPEDI. Integrémonos para no seguir equivocándonos. Necesitamos cambiar para sinergizar y articular decisiones con acento en lo social. Es menester darle verdadera utilidad humana al instituto para que realmente sea una ayuda para el profesor asociado, como lo fue desde sus inicios y que hoy, desafortunadamente, se ha extraviado al convertirse meramente en una caja de deudas. Necesitamos cambiar al Ipapedi desde la imprescindible integración de las buenas voluntades y mejores capacidades de los docentes UCistas.
Integrémonos con optimismo y fe en el porvenir, pues es el mejor antídoto a la desesperanza que hoy ha colocado a nuestros ahorros en el limbo. Integrémonos es un compromiso ineludible por recuperar a nuestro instituto de previsión y ahorro, para que cumpla con sus verdaderos fines. Integrarse es cambiar y acometer la recuperación ineludible de nuestro instituto. Integrarse es desmentir a las voces agoreras que solo instigan temores infundados y hasta absurdos, pues con el evidenciado veredicto que en las asambleas ha dado la mayoría profesoral, ven amenazados sus privilegios personales. Frente a todos los obstáculos debemos anteponer el clamor de la gran mayoría del estamento profesoral, el clamor de lucha por devolver a IPAPEDI al sitial de donde nunca debió salirse: un instituto de los profesores, para los profesores y al servicio de los profesores.
Profesor(a) en IPAPEDI tenemos dos opciones: el continuismo indeseado o el cambio anhelado.
¡Vamos por el cambio!
¡Sabemos cómo hacerlo y sin excusas! ¡Elecciones YA!