INTELIGENCIA Y ACTITUD
El concepto de Inteligencia ha cambiado desde la antigüedad hasta nuestros días. Los matices y connotaciones que lleva consigo el término hace que sea casi imposible definirlo.
La inteligencia es una cualidad humana que es más fácil reconocerla que definirla. Se percibe que la inteligencia está críticamente correlacionada con el intelecto; término que conjuga percepción, discernimiento, pensamiento, capacidad de establecer relaciones, integración y memoria. Podemos decir, que la inteligencia es un estado de ”agudeza mental” que nos permite actuar para resolver un problema y lograr un fin.
La actitud es la predisposición para reaccionar inherente a cada individuo. También vale decir, que la actitud es la disposición mental que tiene una persona para una acción potencial. No es lo mismo escuchar con actitud para responder, que escuchar con actitud para comprender. Tal vez, la actitud mental positiva no garantiza el éxito, pero muy probablemente, la actitud mental negativa garantiza el fracaso.
La presente crónica la intitulo Inteligencia y Actitud, porque mantengo y sostengo que conforman un binomio útil y poderoso para tomar decisiones inteligentes en tiempos de emergencia humanitaria compleja, que se traduce en orfandad de beneficios, imposibilidad de pagar una póliza de HC y precariedad salarial.
El contexto de la crisis universitaria nos demanda proponer soluciones inteligentes. Dichas soluciones deben ser viables, deseables y cargadas de proactividad, propositividad y prospectividad.
Los profesores están cansados de que algunos pocos, intenten promover y desviar el debate hacia discusiones cargadas de descalificaciones y de irrespetos personales, pero vacías de propuestas que generen soluciones institucionales inteligentes. En tiempos de crisis, tomar decisiones inteligentes es una responsabilidad, porque ser responsable es ser inteligente.
Devolver la seguridad social a los profesores UCistas, comienza por estar poseídos de una actitud mental de éxito y una visión de esperanza de futuro, que le devuelva a Ipapedi la percepción de ser un ente de previsión y de ahorros, comprobadamente útil para los profesores UCistas.
La emergencia humanitaria que embarga a los profesores nos reta a que desde Ipapedi tomemos decisiones con predisposición actitudinal inteligente. Como universitarios debemos sustentar nuestras decisiones en el pensamiento crítico y en el andamiaje de evidencias, índices, datos, cifras y resultados.
¿Cómo explicar a los profesores que durante tres (3) largos años de pandemia, Ipapedi con sesenta (60) años de existencia no haya asumido su rol protagónico de ser el Instituto de Previsión y Ahorros del Personal Docente y de Investigación de la Universidad de Carabobo?
¿Cómo justificar que en el marco de la emergencia humanitaria compleja que vivimos los profesores UC, haya sido inteligente invertir en la construcción de más de 50 apartamentos en playa Chichiriviche?
¿La millonaria inversión en playa Chichiriviche produce alguna rentabilidad dineraria, que se traduzca en la necesaria y justa apertura de la cartera crediticia y del reparto de dividendos para los profesores UCistas? En las crisis es cuando se testimonia y prueba la inteligencia y conducción responsable de las instituciones.
Profesor(a), en Ipapedi tenemos dos caminos: el continuismo o el cambio.