IPAPEDI-FOPEDIUC
Este domingo 12-05-2024, aprovecharé la ocasión para referirles algunos aspectos de interés colectivo, de una
experiencia de trabajo inolvidable, durante el ejercicio del cargo de Vicerrector Administrativo en esta nuestraUniversidad de Carabobo.
Ello ocurrió en el lapso 2004-2008, entonces la condición de Vicerrector Administrativo me imponía ser a la vez el presidente del Fondo de Pensiones de Docentes e Investigadores de la UC (FOPEDIUC). Antes, en el año
2002, se había aprobado la Ley de Seguridad Social.
Instrumento legal en el que se establecía que todos los fondos de pensiones preexistentes, debían desaparecer y,
por consiguiente, la masa dineraria habida en ellos, debía ser transferida a una Tesorería nacional creada por la
referida Ley.
En el año 2004, el difunto Prof. Dr. Ascánder Contreras Uzcátegui, un maestro de la universidad; emprendió una campaña orientada a los fines de que el FOPEDIUC diese estricto cumplimiento a lo establecido en dicha Ley.
Fueron varias las ocasiones en las que controvertimos sobre el
asunto. Básicamente, el criterio del maestro Ascánder se resumía en su postura de que yo, vicerrector entonces,
debía dar acatamiento a la Ley so pena de incurrir en el delito de desacato y sus indeseables consecuencias.
Por mi parte, sostenía que, aunque entendía a cabalidad el reclamo del maestro, me resistía, temerariamente, si se quiere, a remitir una gruesa cantidad de dinero que tenía sus dueños; el conjunto de los profesores universitarios
UCistas. Y, aunque en aquel momento no lo aprecié así, visto en la distancia, aquella decisión no era otra cosa que
un acto de expropiación, a la manera de los que abundaron luego en Venezuela.
Recuerdo que, armado con determinación, dije un día al maestro Ascánder, ilustre como él solo, que yo no pasaría a la historia de mi universidad como el sepulturero del
FOPEDIUC.
¡Más vale que no! Quienes conocimos al
profesor Ascánder sabíamos que él, en cualquier empeño, iría ciertamente hasta el final. Que en este caso fue el dar
aviso al Consejo Nacional de Universidades (CNU), el cual,
en desenlace, instruyó al Consejo Universitario a los fines de que, a partir del año 2002, no se retuviera del sueldo de los profesores jubilados el 3% como aporte al FOPEDIUC.
La UC y FOPEDIUC, acataron. Lo que conllevó que en el 2006 el fondo reembolsara a los profesores jubilados las retenciones de los últimos cuatro (4) años, con los intereses causados. Esto explica el porqué los profesores jubilados de nuestra casa de estudios no cotizan al FOPEDIUC, desde el año 2002; esto es: desde hace 22 años.
Visto lo visto, y advertido de lo que se veía venir, como presidente del FOPEDIUC, convencido de la moralidad de aquel paso, solicité al entonces presidente de IPAPEDI una reunión conjunta de los directorios en los que expuse la idea de sinergizar los pulmones financieros de ambas
instituciones, a los efectos de otorgar créditos hipotecarios a los docentes UCistas.
Tres reuniones conjuntas fueron suficientes para que, desde 2006 en adelante, otorgáramos a un gran número de profesores créditos hipotecarios por un monto de doscientos cincuenta millones de bolívares (Bs.
250.000.000), que al cambio de la época (1$ = 520Bs) equivalían a cuatrocientos ochenta mil dólares ($480.000). IPAPEDI otorgó ciento cincuenta millones de bolívares, quedándose con la hipoteca de primer grado, y el
FOPEDIUC concedió cien millones de bolívares más, reservándose la hipoteca de segundo grado.
La idea que me motivó a que hiciéramos cuanto hicimos, fue muy simple: no íbamos a realizar la millonaria
transferencia a la Tesorería. Y cuando nos demandaran el envío dinerario, en su lugar, enviaríamos su equivalente en
papeles correspondientes a las tantas hipotecas, de apartamentos y casas, concedidas a los profesores.
Fuimos más allá: ampliamos la cartera crediticia y otorgamos créditos con bajos intereses hasta un tope de
cincuenta millones de bolívares (Bs. 50.000.000), que al cambio fueron $96.000, para adquisición y/o reposición de las llamadas línea blanca y marrón de los hogares de
muchos docentes.
Fui presidente de FOPEDIUC hasta el 2008 y me sucedió, como Vicerrector el profesor José Ángel Ferreira, quien,
para suerte de todos, continuó en FOPEDIUC una política de atención a lo social como primera prioridad. Lo que ha dejado de hacer el actual IPAPEDI. En 2010, como un eslabón más de la cadena de desaciertos, el Gobierno
suspendió el aporte patronal. De modo que desde hace 14 años el ingreso del FOPEDIUC se redujo exclusivamente al
aporte del 3% por parte de los profesores activos.
En 2018, el Fondo por decisión unánime del Consejo Universitario cambia su estatus jurídico y pasa a ser una
Fundación, con lo que estuve de acuerdo. Decisión controvertida, ¿por qué no? Y que, en lo personal, me ha
hecho ganar por parte de unos muy pocos por cierto, inmisericordes expresiones maledicentes. A veces los
pienso como compartiendo una animadversión crónica patológica, pero las más de las veces, me digo que en una
institución universitaria, que admite la neurodiversidad, no deja de ser; entonces, algo normal.
Sin duda que desde 2018 FOPEDIUC ha intentado llenar el vacío que en materia de previsión social ha dejado el
IPAPEDI, una vez que en su hora aciaga, entró en desvarío y extravío gerencial. Hoy cuando el Gobierno tampoco asigna presupuesto para el funcionamiento de la UAMI, no
ha quedado otro camino que el digno acuerdo entre la rectora Dra. Jessy Divo con su capital relacional y el vicerrector Ferreira como presidente de FOPEDIUC, para evitar el cierre de nuestra única Unidad de Asistencia
Médica Integral, (UAMI).
Profesor(a), durante más de dos (2) años hemos consagrado nuestro esfuerzo y dedicación a la procura de
las elecciones en nuestro instituto de previsión y ahorro, habida consideración que el período de gestión va a
cumplir el venidero junio, dos (2) años de vencido. Por nuestra parte, hemos dado testimonios de prudencia,
paciencia y perseverancia.
Hacemos votos porque siendo la esperanza de todos una poderosa fuerza espiritual sea capaz de ayudarnos a recuperar a nuestro IPAPEDI.