Irascible y Soez
El domingo próximo pasado, a la crónica N° 97 la titulé: IPAPEDI: Silencio e Inacción, movido por el hecho de que se cumplían nueve (9) días desde que el CU, como suprema autoridad de la UC, hiciera pública una resolución, en su momento decidida por unanimidad, que exhortaba a IPAPEDI, con fundamento en el ordenamiento jurídico de la República y, por supuesto, en el mismo marco estatutario del dicho Instituto, aunque no se hiciera explícita referencia de ello, para que permitiera la inscripción en el instituto de 369 nuevos profesores, que son, desde agosto del año pasado, personal docente de la Universidad de Carabobo, como ganadores que fueron de sus respectivos concursos de credenciales y oposición.
Hoy a la entrega N° 98 la intitulo: IPAPEDI: Irascible y Soez, y desde la que me sumo al empeño de no permitir que una interpretación jurídica sesgada, en el fondo una calistenia jurídica peregrina, vaya a imponer el falso criterio de que IPAPEDI sea “una simple caja de ahorro”, con sus funciones propias de un banco: ahorro, crédito y préstamo, y que ello sirva como una especie de cortina de humo, que impida el rescate del espíritu, propósito y razón con el que hace 62 años lo fundara el Consejo Universitario de la Universidad de Carabobo.
Irascible y Soez fue la respuesta que el profesor Fermín Conde profirió en contra del comedido exhorto del CU, el de la Resolución CU/001–1976-2024, de fecha 05 abril de 2024. Estupefactos, como mi persona, deben haber quedado todos los que AÚN no son impermeables a hechos tan grotescos como esos del susodicho profesor. Ante la vista de todos, dentro de la mayor arrogancia, vimos al ilegítimo presidente de IPAPEDI interrumpir su escandaloso silencio, y como si de un sensor se tratara que le ordenara: Dispárate tu disparate, espetar en el tono más Irascible y Soez, la siguiente arenga, con la que se respondió a la prudente exhortación del Consejo Universitario:
“INTRUSIVA, INCIERTA, TENDENCIOSA, POLITIQUERA Y ELECTORERA con rasgos que caracterizan la usurpación de autoridad, abuso y extralimitación de funciones por parte del Consejo Universitario de la Universidad de Carabobo con desconocimiento total de los objetivos y principios del fun- cionamiento de las cajas de ahorro, entidades con personalidad jurídica propia, autonomía plena e indelegable”.
Entre lo más ridículo del caso está eso de considerarse el Duce (¿será?) de una supuesta caja de ahorro, con personalidad jurídica y “autonomía plena e indelegable”. ¿Cuál?, porque la caja de IPAPEDI es de carácter previsional, y es parte del todo, que es el Instituto de Previsión Social, tal como partes fueron en el pasado las Comisiones de Salud y Vivienda. Estas desaparecieron, y la caja previsional, ojalá que no, pudiera hasta suspender sus funciones; pero con todo, no desaparecería IPAPEDI, que sí tiene perso- nalidad jurídica y autonomía, y cuyo objeto es hacer posible el mandato legal de dar protección social al profesorado de la UC y sus respectivas familias.
Lo destemplado (por decir lo menos) de esa respuesta, que, por cierto, no aclara si era a título personal o institucional, denotaría tal vez, el alto nivel de personalismo y autoritarismo con el que en mala hora se conduce a nuestro Instituto.
Se dice corrientemente que una persona tiene una personalidad y marca de Irascible, cuando muestra una tendencia a experimentar ira o enojo con relativa facilidad. A menudo, son personas que se afectan exageradamente no por las cosas que realmente le pasan, sino por la particular interpretación que le dan a las cosas que les suceden. La conducta social en esas personas puede manifestarse y evidenciarse a través de explosiones emocionales, irritabilidad constante o comportamiento agresivo.
Un individuo irascible no es capaz de comprender primero a los demás, para que después los otros lo comprendan a él. Si a una persona marcada por su carácter irascible se le hace un test de inteligencia intrapersonal, las más de las veces, arroja un índice bajo, por su limitación a controlarse a si mismo.
Por otro lado, ser soez se refiere al uso de un lenguaje chabacano y exagerado, altisonante, con estridencia y tono desagradables. Esto puede incluir insultos, palabras o comentarios inapropiados. Las personas que son soeces pueden carecer de sensibilidad hacia los sentimientos de los demás y pueden tener dificultades para las relaciones interpersonales respetuosas. Los soeces tienen un índice bajo de inteligencia interpersonal y con ello la inteligencia emocional queda altamente comprometida. Asimismo, puede decirse que dichos rasgos que predominan en el perfil psicológico del presidente de IPAPEDI, harto conocidos en nuestro medio, constituyen evidencia, me atrevo a decir que probada, de su inestabilidad emocional. Su insensatez, pesimismo, irritabilidad, miedo y frustración son elementos que ayudarían a explicar el porqué, el susodicho, en vez de facilitar las elecciones en el instituto, habida consideración de que tiene dos (2) años con períodos vencidos, ha preferido comprar un boleto y ser pasajero de primera clase del tren cuyo destino final es el basurero de la historia.
Profesor(a), lo que se plantea en IPAPEDI no es una mera discusión acerca de la forma de su constitución jurídica. Se trata nada más y nada menos que de algo más trascendente, que llega hasta los dominios de la Justicia que es el fondo del asunto que atañe a los más de 3500 profesores UCistas y sus respectivas familias, la gran familia de sus socios, que estamos afiliados tanto a una Asociación civil como a un Instituto de Previsión Social. Cuyo carácter jurídico nos obliga a considerar cuanta anomalía ocurre en su interior como transgresiones de carácter legal. Son cinco (5) años sin recibir dividendos, habiéndose cercenado el derecho a retirar nuestros ahorros, así como abolida la otrora amplia cartera crediticia. Pero, si lo anterior fuera poco, el actual IPAPEDI luce insensible frente a la cruda realidad de profesores enfermos que claman por ayuda. Resulta también que el período de los actuales Consejos de Administración y de Vigilancia (¿?) tienen dos años vencidos, y en actitud abierta y descarada, pero riesgosa para los violadores del ordenamiento legal, mantienen su tozudez de no convocar a elecciones. Y, para colmo de su obstinada insen- sibilidad, violan el derecho constitucional y estatutario a 369 nuevos profesores de la institución universitaria que tienen el valor moral y ciudadano de querer brindar su ayuda a nuestra Universidad, en esta hora aciaga.