La Salud Emocional
La crónica de hoy domingo la dedico al asunto del estado anímico en el que, actualmente, los profesores de la Universidad de Carabobo, como principalisimos actores de la academia, llevan a cabo las actividades de docencia, investigación y extensión.
La motivación para tratar el tema me surgió a partir del momento en que vi un corto video del Dr. Mario Alonso Puig referido a la materia. En tal sentido, me permito copiar y pegar la transcripción del video mencionado. A saber:
“Un sistema educativo que no valora el estado de ánimo del profesor, creo que se equivoca profundamente. El profesor es el elemento más importante del sistema educativo, no es la tecnología, no es el aspecto de las aulas, ni el tamaño de los campos deportivos, es el profesor. Y si un profesor ha perdido el ánimo, ánimo es alma, se ha desanimado, es importante ayudar a esa persona a que recupere el ánimo porque primero, es una profesión importantísima, segundo porque lo necesita para estar bien y lo necesita para enseñar bien. Igual pasa con el alumno, si un alumno ha perdido el ánimo es muy difícil que pueda captar nada.
¿Porqué es tan importante?
Porque si tú aboles, dañas la parte emocional, inevitablemente, estás perturbando y dañando seriamente la parte cognitiva”.
La Salud Emocional de un docente UCista tiene que ver con el bienestar psicológico y emocional que lo faculte para manejar efectiva y eficazmente las demandas a las que se ve sometido en el ejercicio de su noble y virtuosa profesión. En efecto, establecer y mantener relaciones afectuosas y respetuosas con los estudiantes y demás miembros de la comunidad universitaria, implica poner en práctica la capacidad de gestionar el estrés, regular las emociones, mantener y sostener una predisposición actitudinal positiva y encontrar satisfacción en su rol de primer actor en el teatro del acto académico universitario. La actitud y la salud emocional no solamente impactan al docente, sino también a los discentes, ya que un profesor empoderado y poseído de actitud mental positiva puede contagiar el entorno en el que se desarrolla el proceso de enseñanza-aprendizaje. Es importante, imperativo e impostergable que el estamento profesoral de la UC reciba apoyo para su bienestar, tanto en el ámbito personal como institucional.
Lo anterior, es la bujía emocional que mantiene encendido el entusiasmo de un importante grupo de profesores, quienes hemos propuesto el ESA y EPA. Ciertamente, el Ecosistema Sanitario Autónomo y el Ecosistema Productivo Académico son, gerencialmente hablando, los recursos de liderazgo académico de los que haremos uso, a los fines de restablecer el sosiego y promocionar la salud física y emocional de los profesores.
IPAPEDI es el instituto de previsión y ahorro del profesorado, de modo que, una vez rescatado; el buen uso de su pulmón financiero debe enfocarse en la previsión en salud de los docentes y ser acicate y andamiaje en la monetización del talento y producción académica de los profesores, tal como lo planteé la semana próxima pasada en el artículo titulado EPA y FILUC.
La salud emocional supone reconocer y gestionar las propias emociones, así como también, empatizar y comprender a las de los demás. La salud emocional dispara y potencia la capacidad de adaptarse a situaciones desafiantes y retadoras, tales como controversias en el aula o problemas administrativos institucionales. La salud emocional nos faculta para sentir, ver y palpar que la misión que llevamos a cabo tiene un noble propósito y alberga en su seno un gran valor social.
Profesor(a), el estrés de ver a IPAPEDI secuestrado nos inquieta y puede pasar factura a la paz institucional. La negatividad de respetar, acatar la ley y convocar a elecciones cuesta la parálisis angustiante del instituto y, por consiguiente, incrementa la incertidumbre.
No obstante, cultivar y guardar rencor nos puede costar la perdida de la alegría y sumirnos en la tristeza. Perder la alegría y permitir que nos asalte la tristeza es muy costoso, por cuando nos tornamos blancos vulnerables y proclives a perder el supra valor de la vida que es la salud.
Vemos con asombro como el ilegítimo presidente de IPAPEDI lleva dos (2) años y cinco (5) meses con período vencido y se rehusa junto a su grupete de privilegiados a convocar elecciones de conformidad con lo estatuido. Ha irrespetado y desafiado al Consejo Universitario de la UC y, presuntamente, ha llegado a calificar una comunicación de SUDECA, como un “papelucho” al que no se le debe hacer caso.
Sin embargo, no me canso de repetir que no abandonaré el estadío mental de la prudencia, la paciencia y la perseverancia. Mi disposición actitudinal me provee, dota y nutre de proactividad, optimismo, resiliencia, paciencia, responsabilidad y esperanza.