Misión IMPOSIBLE

Misión IMPOSIBLE

La crónica de hoy domingo la intitulo MISIÓN IMPOSIBLE. Refiero la imposibilidad de llevar a cabo la misión de convertir la mentira en verdad. A lo sumo, lo que puede aspirar y esperar alguien que se proponga llevar a cabo tan aviesa misión, es que la mentira sea percibida como una verdad. O como lo dirían otros: un efecto de verdad ilusoria. Aun así, stricto sensu, si fuese el caso, la percepción que es de naturaleza psicológica, influye en la mente de aquellos cuya predisposición a creer sea tal, que “ven” solamente lo que quieren ver. No obstante, es sabido: “para lo único que sirve la mentira es para cuando se diga la verdad, nadie crea”.

Este efecto psicológico aparece cuando alguien pierde la credibilidad. Ciertamente, cuando un individuo pierde la credibilidad, esto es, al ser percibido como un mentiroso contumaz, nada de lo que diga es creíble. La percepción que aplica y tiene lugar en el mundo mental, no cambia los hechos ni la realidad en el mundo real.

La misión de convertir la mentira en verdad pudiera ser similar a la pretensión de construir físicamente las llamadas “formas imposibles”. Es sabido que las figuras imposibles son una serie de formas imaginarias, porque su construcción en las tres dimensiones conocidas no se puede lograr. De otro modo: la figura imposible es un objeto que aunque parece ser tridimensional, no puede existir en el espacio tridimensional real debido a sus propiedades geométricas. La foto de la presente crónica es un ejemplo palmario.

Desde el precursor trabajo de Maurits Cornelis Escher, hasta cualquier trabajo de percepción, estas experiencias muestran cómo algunos principios del procesamiento mental pueden estar tan arraigados en algunas personas, que son capaces de crear en su mente situaciones absurdas, que definitivamente no pueden ocurrir en la realidad.

En Psicopolítica se estudia una circunstancia fáctica de manipulación, según la cual, en el ámbito de las relaciones políticas, a los fines de lograr el efecto persuasivo, en muchas de las ocasiones, ocurre el infortunio de que la probabilidad de conseguirlo con la percepción es mayor que con la realidad. Sin embargo, la mentira no puede convertirse en verdad porque, por definición, la mentira es un relato que contradice la realidad de los hechos. Empero, la verdad se fundamenta en la realidad objetiva y en hechos observables, palpables y verificables. La mentira es, en todo caso, una distorsión, desviación y manipulación perversa de la realidad. Los hechos son, por oposición, tercamente objetivos y verificables.

En la ciencia electoral, una mentira puede ser desmentida por la evidencia de CDN (Cifras, Datos y Números) que confirmen la realidad. Hay expertos en falsificaciones, pero afortunadamente los hay también en la identificación de falsificaciones.

En elecciones, podríamos decir que si hay discrepancias entre cifras, datos y números; podemos y debemos apelar y recurrir a un examen de ”ADN de resultados electorales”, que es una metáfora referida a la composición básica de los elementos fundamentales que determinaron los resultados de las elecciones. Al igual que el ADN en biología, que es portador de la información genética que determina las características de un organismo, el “ADN” de los resultados electorales representa la “huella genética” del cómo se desarrollaron y resultaron las elecciones.

La credibilidad es clave para la confianza. En las relaciones personales, que de facto son relaciones políticas, resulta clave la credibilidad. La mentira, progresivamente socava y sepulta la confianza y, aunque puede engañar por un tiempo, la verdad tarde o temprano sale a la luz pública. Desde una perspectiva ética y moral, la verdad es por antonomasia, un valor esencial. Mentir es generalmente visto como un acto que tiene y lleva en su seno consecuencias negativas para quien lo practica y, en consecuencia, para los demás.

La verdad es, sin duda crucial para la legitimación política. Los sistemas legales y judiciales se basan en la veracidad tanto de la información como de los testimonios para funcionar correctamente. Y, aunque una mentira puede ser creída temporalmente, no puede alterar la realidad subyacente que define la verdad.