Montepío Funerario


En la madrugada del pasado domingo falleció un apreciado y respetado profesor de nuestra universidad. Este profesor, al igual que el 85 % de los docentes UCistas, no contaba, para ese momento con el seguro funerario que mercadea IPAPEDI a través de sus “alianzas estratégicas” con empresas que sirven dicho ramo. Fueron cerca de cuatro (4) horas de impotencia que compartimos junto a dos de los hijos del colega fallecido. En lo personal, me ocupé de ponerme en comunicación con nuestra rectora magnífica, Dra. Jessy Divo, y con el vicerrector administrativo José Ángel Ferreira. Ambos, diligentemente, hicieron uso de su capital relacional y, a Dios gracias, se pudo resolver tan difícil situación. Fue vía Seguros Miranda, que es la empresa contratada por el Ministerio de Educación Universitaria para tales fines.
Lo antes referido es algo que se ha vuelto común y repetido en el seno de nuestra comunidad universitaria. Son episodios cada vez más frecuentes, que convierten los despachos de ciertas autoridades en auténticas estaciones de bomberos sofocadoras de crisis. Por lo cual, debemos hacer votos para que no vaya a llegar el día en el que sean víctimas del efecto del ‘gerente quemado’ o síndrome burnout. Que en medicina, se refiere a un efecto que consiste en un estado de agotamiento emocional, físico y mental, a causa del trabajo estresante.
La crónica de hoy la intitulo IPAPEDI: Montepío Funerario, en la que expongo y propongo una alternativa sustitutiva al modelo polisario usado por IPAPEDI, el cual, definitivamente, es algo que financieramente resulta casi inalcanzable para el bolsillo de la gran mayoría de los profesores UCistas. Hagamos memoria. La póliza de óbito que mercadea IPAPEDI tiene una cobertura de $ 1000, con una prima cuyo costo es de $ 120 por año, lo cual en términos reales, equivale a una carga mensual de $ 10 para los colegas docentes. El número estimado de profesores asociados al IPAPEDI se calcula en 3500. Si somos 3500 docentes, debemos asumir que somos 3500 grupos familiares. Y si cada profesor tuviese un grupo familiar de 7 miembros, entre ascendientes y descendientes y otros nexos; estamos hablando entonces de que la demanda de atención sería de 24500 personas (3500x7).
La comparación entre la póliza funeraria de IPAPEDI y el Montepío Funerario propuesto debe hacerse con base en el mismo supuesto de cobertura. Así, entonces, nuestra propuesta, también tendría un monto de cobertura de $1000 por cada defunción y la contribución anual máxima de cada profesor nunca podría ser mayor de $ 120, que es lo que se pagaría por la póliza del negocio polisario. Pues bien, si cada profesor adquiriese la póliza funeraria de IPAPEDI por $ 120, eso significaría que los docentes haríamos una transferencia dineraria neta de ¡$ 420000! (120x3500). Con ese ingreso, estaría garantizado, como mínimo, la atención de 420 casos de defunción a razón de $ 1000 cada uno.
¿Verdad?
Ahora bien, si la población total máxima a ser atendida es de 24500 (3500x7), entonces, la atención garantizada es 1,7% (420/24500) de la población total. Significa, que 420/12=35 serían los eventos mensuales por atender. ¡35 eventos funerarios mensualmente!. Es decir, ¡1,16 casos diarios!.
La probabilidad de ocurrencia de lo anterior es muy baja y, por ese hecho, el negocio polisario es leonino para las empresas corredora y aseguradora y, por supuesto, igualmente lucrativo para quienes en IPAPEDI son los contratantes.
En contraste, el Montepío Funerario que proponemos tiene sentido y atributo mutualista, lo que significa que se aporta para cubrir caso por caso (esto es, solo cuando ocurran los decesos) en forma de ayuda mutua, siendo universal, para todos los profesores asociados al instituto. El montepío funerario reduce los costos, porque, sencillamente, es una solución que saca y elimina del proceso las empresas tanto corredora como aseguradora. El pago se haría directamente a la empresa funeraria.
En otras palabras: El montepío funcionaría del siguiente modo: por cada deceso los profesores contribuirían con $ 1/2. Lo anterior supone un acopio contributivo por cada fallecimiento de ¡$ 1750! (3500/2), que alcanzaría para el pago de hasta ¡$ 1250! a la funeraria y, adicionalmente, podríamos hasta contribuir con ¡$ 500! para cada grupo familiar a los fines de financiar otros gastos de logística. Nótese que solo la contribución de $ 500 son 4.16 veces lo que vale la póliza depredadora de IPAPEDI.
Profesor(a), observe que si suponemos que ocurran 6 óbitos cada mes (cosa muy poco probable) su contribución sería de $ 3 mensuales equivalentes a $ 36 anuales, cifra que está contenida ¡3.33! veces en los $ 120 que nos cuesta la póliza que vende IPAPEDI.
Definitivamente, tenemos dos caminos: el continuismo del modelo polisario como una amenaza a nuestra tranquilidad o el cambio al Montepío Funerario como una oportunidad que acarrea cierta tranquilidad. La sinergia de los pulmones financieros de FOPEDIUC e IPAPEDI conjugados con las mejores voluntades y capacidades de la UC, nos convoca a que en el marco de la Emergencia Humanitaria Compleja (EHC) que vivimos seamos protagonistas de nuestro propio destino.