Propuestas de soluciones.

Propuestas de soluciones.


En el artículo del domingo 2 de abril del año en curso, comunicaba que, más allá de las naturales discusiones y el debate necesario surgido pre y post-asambleas, era necesario pasar a estadios proactivos y propositivos que contuvieran soluciones para avanzar y hacer posible el renacimiento del IPAPEDI. Refería que aún en el contexto de dificultad socioeconómica que nos agobia a todos, resultaba imperativo hacer que las cosas ocurriesen para un cambio, cabe decir, desde que se hiciesen las elecciones para hacer valer nuestros derechos democráticos conculcados, hasta plantear un conjunto de propuestas específicas, pertinentes y realizables para alcanzar el renovado IPAPEDI que queremos y merecemos.
Expresaba también que estábamos asistiendo a un fin de etapa en nuestro instituto, y que el nuevo devenir tenía, insoslayablemente, que ser orientado hacia la previsión social que fuera de utilidad al profesor UCista, sobre principios sólidos con los que mejorar la vida y la relación del profesor con nuestro instituto. Para ello me comprometía a esbozar una bitácora de propuestas (ésta es la primera de una serie) que potenciaran nuestras capacidades de hacer renacer al IPAPEDI, al tiempo que, en simultáneo y sin tiempo que perder, erradique el gasto dispendioso en otros ámbitos, que se anuncian como “inversiones rentables” y que, en realidad, constituyen decisiones equivocadas en momentos equivocados que han originado, en la actualidad, condiciones gravosas a nuestros ahorros.
Entre el conjunto de propuestas para el renacimiento anhelado del IPAPEDI, resulta indispensable cambiar el continuismo enquistado en su gobernanza: relanzar al instituto sobre la base de protagonizar nuestro propio destino, entre todos y con todos, con el concurso de las mejores voluntades de una mayoría resuelta a decir “basta” para pasar a concretar el cambio con soluciones que atiendan real y efectivamente la previsión social y dejen a un lado asuntos superfluos, gravosos e inviables que han colocado en el limbo nuestros ahorros de toda la vida. Es el momento de pasar del asombro y la indignación ante lo que está sucediendo a actuar, a protagonizar una nueva etapa, a tomar la palabra y ejercer nuestro derecho al voto que decida y poder dejar atrás este tiempo de penuria, haciendo que las cosas ocurran.
Entre las propuestas que hago saber al estamento profesoral, destaca la referida a la atención en salud y enfermedad. Un ámbito complejo y concomitante con el supravalor de la vida misma a la que debemos otorgar suprema importancia. Es conocida mi posición sobre una realidad incontrovertible: el modelo de atención en salud basado únicamente en pólizas de HC (lo que he denominado modelo polizario), ha tocado fondo y no ofrece seguridad social a la gran mayoría de los profesores(as), pues sencillamente no podemos pagarla con nuestros menguados ingresos. Frente a esta realidad de nítida exclusión social, no podemos quedarnos de brazos cruzados, pues, al contrario, desde hace aproximadamente un año vengo proponiendo, por vía de urgencia, la conformación de un Ecosistema Sanitario Autónomo (ESA), un dispositivo de coordinación sanitaria cooperacional (de sentido común tras un propósito de beneficio colectivo); interinstitucional y en sinergia (donde participan diversas instituciones sin perder su identidad pero en una orientación coordinada y de objetivo común) que aproveche, de manera eficiente y eficaz, las capacidades relacionales y de respuesta que ya tenemos en nuestra universidad y de manera sistemática mejorar y optimizar, con indicadores de resultados, la oferta de salud en su diferentes niveles de atención sin que resulte oneroso para los profesores.
En tal sentido, ESA significa la posibilidad viable de integrar esfuerzos, para implementar de manera inmediata, con los recursos interinstitucionales que ya tenemos, un sólido ecosistema sanitario autónomo que no solamente deje a un lado el modelo polizario que hoy no podemos pagar,sino que ofrezca a los profesores(as) la posibilidad cierta de sentirse protegido en un momento de enfermedad. Para consolidar a ESA deben contribuir todas las instancias (señaladas en la gráfica), con altura de miras y sentido de previsión social, en el único objetivo mayor de otorgar respuestas en materia de salud, evitando la dispersión de esfuerzos y enfocándonos en ofrecer la mejor calidad de atención posible.
En la concepción de la propuesta ESA, se contempla la optimización de nuestros niveles de atención primaria y secundaria, esfuerzo que se viene realizando desde UAMI con el apoyo de FOPEDIUC, así como la participación determinante de nuestras Facultades de Ciencias de la Salud y Odontología, quienes con su calidad humana, experticia y profesionalismo a nivel de postgrados en medicina y cirugía (precisamente es nuestra universidad donde, por ejemplo, se forman nuestros mejores internistas y cirujanos que destacan en todo el mundo) pueden hacer realidad la resolución de muchos de los problemas de salud que nos afecten.
En la integración operativa cooperacional entre diversas instancias universitarias, falta hoy, el IPAPEDI. Nuestro instituto se ha dedicado a ser especialmente un agente canalizador de pólizas de HC, que bien sabemos no puede sufragar la mayoría de docentes, y como institución no contribuye tampoco a potenciar procesos sinérgicos que posibiliten ofrecer atención en salud al profesor de manera accesible. Desde ESA se propone ayudar a solventar dicho déficit de previsión social. En tal sentido la propuesta ESA incluye, en un primer tramo, tres líneas de inserción progresiva y sin pausa en el dispositivo sinérgico antes aludido: 1) Ofrecer cobertura en el tercer nivel de atención médica (quirúrgico); 2) Prestar atención médica domiciliaria (AMD); 3) Proporcionar evaluaciones médicas preventivas tutoriales integrales (EMPTI).
El punto 1 abarca la inversión en un tercer nivel de atención que resulta impostergable y de necesidad perentoria vista la vulnerabilidad que se presenta al momento de algún profesor(a) requerir una intervención quirúrgica. ESA incluye la inversión en la construcción y dotación de dos quirófanos en un espacio disponible en UAMI, que garantizaría, el volumen de operaciones de los profesores y sus núcleos familiares sin ningún tipo de sobresalto financiero. En estos quirófanos se atendería, por ejemplo, todo lo relativo a cirugías ambulatorias (hoy en día, el 80% de la demanda de cirugías que se practican) y la cirugía oftálmica (cataratas), que en el presente significa un calvario de realización por la natural progresión de cierto tipo de afecciones por nuestra edad. El punto 2 implica la necesaria implementación en sinergia interinstitucional de la Atención Médica Domiciliaria (AMD), orientada a la atención específica del profesor(a) senecto, que por su condición no pueda trasladarse por sí mismo (estadísticas revelan cerca de 200 profesores(as) en esta condición); y el punto 3, se corresponde con una evaluación médica preventiva tutorial integral (EMPTI), personalizada, que suma la predicción basada en medicina genómica, especialmente dirigida a nuestro profesorado más joven, para evitar que puedan desarrollarse enfermedades que afecten su carrera docente.
ESA es una propuesta de sentido integrador y que procura unir esfuerzos, de las mejores capacidades y voluntades que conformamos el Alma Mater; un dispositivo transversal que apuesta por la sinergia para poder ofrecer soluciones aquí y ahora en un ámbito tan necesario como la atención en salud. ESA es una propuesta que ante la imposibilidad que tenemos de pagar una póliza de HC, no se paraliza a merced de las empresas aseguradoras, sino que procura construir a partir de nuestras potencialidades institucionales propias, una oferta digna y accesible para todos en materia sanitaria. ESA es concretar y hacer valer la inversión en la salud, que puede proporcionarnos un quirófano o una atención médica en casa frente a una enfermedad de curso prolongado, a diferencia de invertir en la mole de bloque, cabilla y cemento que en mala hora decidió la actual junta directiva levantar en Chichiriviche y que hoy se consume entre nuestros ahorros perdidos y el salitre.
El IPAPEDI ha sido por más de 61 años de historia universitaria la instancia previsional que nos ha permitido paliar situaciones de vida familiar contribuyendo con nuestro bienestar social. No podemos seguir permitiendo que nuestro instituto siga extraviado de sus fines ni cumpla su propósito social para el que fue creado. La sinergia que invocamos y a la que convocamos se asume con el compromiso de que los profesores deben y tienen que saber las propuestas para una gestión de cambio en el IPAPEDI, cabe decir, propuestas para asumirlas, valorarlas y practicarlas. En esta hora crucial del IPAPEDI es un deber de todos ofrecer respuestas a los obstáculos y dificultades que se evidencian y en consecuencia participar en el propósito común de su renacimiento al servicio de todos y para todos.
Profesor(a), no tenemos tiempo para perder tiempo. En IPAPEDI tenemos dos opciones: el continuismo indeseado o el cambio anhelado.


¡Vamos por el cambio! ¡Sabemos cómo hacerlo y sin excusas!
¡Elecciones YA!