¿SABÍA USTED?

¿SABÍA USTED?

¿Sabía usted que el 95% de los profesores de la UC no pudieron adquirir ninguna de las pólizas de hospitalización y cirugía (HC) ofertadas por vía del modelo polizario?

Esa dura realidad expresada en una cifra, significa que, casi la totalidad de los profesores estamos sin seguro por no tener como pagar la factura de la prima del nivel quirúrgico en materia de atención médica. Vale decir, si algún profesor, extensivo a su núcleo familiar llegara a tener la necesidad de atender una enfermedad que amerite hospitalización y cirugía; dolorosamente, vivirá la terrible realidad de lo que significa no haberse tomado decisiones previsionales, inteligentes y responsables en materia de atención de enfermedades.

¿Sabía usted sobre la inequidad a la que hemos llegado: apenas el 5% de los profesores UCistas pueden pagar una póliza de HC?

Nuestros sueldos no permiten financiarla y, por consiguiente, la ya modesta previsión sanitaria que podíamos sufragar no existe. El criminal, alevoso y premeditado acoso y cerco presupuestario que le impone el gobierno a la universidad, limita la capacidad de respuesta de ésta en materia de atención a la enfermedad. Hay serias dificultades, por lo cual, se amerita de altura de miras, sinergia de voluntades y sentido cooperacional. Frente al hecho de no poder pagar una póliza, se impone la elaboración e implementación de esquemas sinérgicos, interinstitucionales e intercooperacionales, para que, con los recursos que puedan existir y los que se puedan generar, sumar voluntades, estrategias y esfuerzos, para que tengamos un sistema de atención a la enfermedad pertinente, oportuno y eficaz, que sustituya al modelo polizario que; de manera incontrovertible, no podemos pagar. Lo he propuesto como Ecosistema Sanitario Autónomo (ESA), con un afán sinérgico (la suma del mayor número de voluntades posibles); integrador (que evite la dispersión de esfuerzos, asunto nada trivial a la hora de evaluar fracasos en la materia); con sentido intercooperacional (que ejerza sentido de mancomunidad de esfuerzos y corresponsabilidad tras un propósito común, como lo es y debería ser siempre, el salvaguardar el supravalor de la vida del universitario).

¿Sabía usted que con base en el espíritu y propósito del ESA, he venido proponiendo que resolvamos con nuestras propias capacidades y relaciones universitarias lo quirúrgico o tercer nivel de la atención médica?

Es una necesidad histórica que adeuda la institución con el cuerpo profesoral universitario. Ya basta de que los profesores demos pena y hasta lástima, cada vez que tengamos la necesidad de una cirugía para preservar la salud y hasta salvar nuestra vida. En este sentido, dentro del ESA he venido proponiendo una Unidad de Cirugía Ambulatoria (UCA) que permita resolver la mayoría (80%) de los casos quirúrgicos que se presenten, desde cataratas hasta cirugías abdominales. Dicha unidad actuando como una extensión clínica del postgrado de cirugía, que avala nuestra prestigiosa Facultad de Ciencias de la Salud (FCS), podría concretar lo que sostengo: sinergia, integración y cooperación de nuestras propias capacidades y mejores voluntades. Esto es viable y sería la posibilidad cierta de que el profesor y su familia tengan un espacio patrimonial seguro y siempre disponible donde puedan ser intervenidos quirúrgicamente.

¿Sabía usted que para otras iniciativas que contempla la filosofía del ESA debemos participar todos sin exclusiones de ninguna índole?

El problema de atención a la enfermedad es tan grave, que puede superarnos si no actuamos con decidida voluntad y determinación. Todas las dependencias e instituciones universitarias, desde sus propias particularidades pueden aportar para que el ecosistema sea un dispositivo que procure dignidad al profesor(a) en el momento vulnerable de la enfermedad. Allí reside el reclamo que vengo haciendo desde hace más de un año en mis entregas dominicales y que comparto con la mayoría de los profesores UCistas, en torno a la participación de nuestro Instituto de Previsión y Ahorro en esta materia. Hasta ahora el IPAPEDI ha apostado solo por ofrecer una póliza de una empresa aseguradora y no ha dado muestras de integración a los efectos de dar respuesta a una problemática tan difícil y compleja como la que padecemos en materia sanitaria.

¿Sabía usted que, con base en esa conducta omisiva y claramente irresponsable, la actual gestión de IPAPEDI no asume una realidad que nos golpea a todos por igual?

Nuestras mermadísimas condiciones salariales que, evidentemente, impactan en nuestra previsión social es una poderosa razón por la que no me cansaré de luchar con sentido de propósito. Resulta inadmisible y hasta inhumano que la gestión actual de IPAPEDI (con período ya vencido, con lo cual niega el derecho democrático de los asociados a elegir) haga muy poco por invertir en nuestra previsión social en materia de salud, prefiriendo vaciar nuestros ahorros en otras cosas superfluas que para nada ayudan a superar la crisis que padecemos.

Profesor(a), el cambio en Ipapedi es urgente.

¡Sabemos cómo hacerlo y sin excusas! ¡Elecciones YA!