De aquellos POLVOS, a estos LODOS
El lunes primero de agosto del año en curso releí la crónica intitulada Monumento al Despropósito, fechada 05-06-2019, y cuya autoría es del exrector de la UC, Asdrúbal Romero.
En el referido artículo, el rector parte de algunas consideraciones que, pocos días antes, habían sido hechas públicas por el profesor Víctor Carrera en un relato denominado Yo también vi el vídeo.
El 2 de agosto próximo pasado, leí un ensayo que hace más de tres (3) años escribió el profesor Dr. Frank López titulado, Gerencia para principiantes o de cómo destruir una República con el cuento de ser buen gerente.
En no pocas ocasiones refiero, que cuando se lee lo que escriben algunos autores, lo que uno hace es, esencialmente, escucharlos mirando el texto que nos hayan legado. Y, ciertamente, al leer lo antes referido tuve la sensación de oír en tono de angustia las claras advertencias hechas por los profesores Carrera, Romero y López.
Víctor Carrera, en uno de los párrafos de su publicación se formulaba algunas preguntas. Cito:
”Se nos muestra la construcción de un resort de 54 apartamentos en Chichiriviche. Varias cosas me llegaron a la mente con esta escena: 1) ¿Todavía está este edificio en construcción? 2) La cantidad de millones de bolívares que todavía se necesitan para que, algún día, se termine esa obra, y 3) No pude evitar imaginar qué sentirán todos aquellos profesores que aún no tienen vivienda propia y le están mostrando una construcción mil millonaria con fines recreacionales que no sabremos cuando estará terminada”.
El rector Asdrúbal Romero, por su parte, en el comentario hecho crónica sobre el escrito del profesor Carrera, apuntaba entre otras cosas, lo que sigue:
”Lo que evidencia su pretensión de disfrazarnos como un logro lo que en verdad es un monumento al despropósito, es una absoluta carencia de visión estratégica que todo gerente, para poder autocalificarse de exitoso, debe exhibir. Lo que nos está ocurriendo en la Universidad, tanto desde el punto de vista institucional como el personal de todos sus trabajadores, no podemos decir que es algo que nos cayó abruptamente del cielo. Los anuncios, predicciones, opiniones de los más distinguidos economistas del país, sobre lo que se nos venía encima han copado los medios de comunicación social desde hace, por lo menos, cinco años. Una gestión con un nivel de planificación estratégica medianamente razonable, capaz de analizar el contexto y sus tendencias, democratizada y con una voluntad real de consulta a sus miembros sobre una decisión como esa, nunca hubiere aprobado la construcción de ese resort”.
Frank López en su entrega, nos recordaba y refrescaba la sapiencia virtuosa con la que los sabios griegos concebían el manejo de los asuntos de interés público. Copio enseguida, uno de los párrafos de su ilustrativo relato:
”Es decir, Sócrates le recriminaba a Calicles su ignorancia por exaltar gobernantes como Temístocles, Cimon y Feríeles, quienes creyeron que ser buenos gerentes consistía en construir edificios, carreteras y puentes, ignorando que, si el ejercicio de gobierno destruye las virtudes y los principios democráticos, las obras construidas tarde o temprano terminarán en la ruina junto con la mismísima República. Es decir, que tales obras no pasarán de ser un engrandecimiento artificial y momentáneo, un “tumor lleno de corrupción” que, con la ayuda de la ignorancia, la buena fe o la complicidad de los gobernados, terminan a la larga destruyendo la República”.
Han transcurrido más de tres (3) años desde que los dichos profesores Carrera, Romero y López, premonitoriamente, advirtieron con precisión prospectiva lo inconveniente e inoportuno de embarcarse en la construcción del llamado Proyecto Recreacional Chichiriviche.
Pasó el tiempo y henos aquí. En la situación en que los profesores cargamos y pagamos las consecuencias de una decisión equivocada, tomada en un momento equivocado. De aquellos POLVOS, a estos LODOS.
Los docentes estamos pagando, y muy caro, el desatino gerencial, tanto, que el elefante blanco de Chichiriviche, en su voraz necesidad de financiamiento, se tragó y llevó consigo los derechos de los profesores a recibir dividendos, a hacer uso de la cartera crediticia y poder retirar haberes.
La consciencia colectiva de los profesores rechaza al continuismo en Ipapedi. El cambio es la opción. La primera medida de cambio deberá ser la paralización ipso facto de la sangría dineraria que hidrata la mole inconclusa de bloque, cabilla y cemento con el objeto de restituir el caudal financiero de los grifos que deben surtir los dividendos, la cartera crediticia y los haberes, que deben volver a estar a disposición para su retiro.
Profesor(a) en IPAPEDI tenemos dos caminos: el continuismo o el cambio.
¡Vamos por el cambio!