+ Vergüenza Bursátil

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El domingo 13 del presente mes escribí ―una tradición de tres años― la crónica denominada: IPAPEDI: Espejismo y Fantasía. Refería entonces que hace tres (3) años (2022-2025) el ilegítimo presidente de IPAPEDI acompañado, según dijera, por Ani Evies y Betty Guillén, vicepresidenta y tesorera, respectivamente, de nuestro Instituto de Previsión y Ahorro, crearon la ilusión de lo que he llamado, Espejismo de Chichiriviche. Vista la puesta en escena, y sin malicia alguna, podría pensarse que lo hicieron con la intención de hacernos ver que habiéndose llegado al punto del finiquito de una obra que, por enorgullecer al equipo de IPAPEDI, bien valía ser también motivo de orgullo de los profesores UCistas. Y mucho más a estos, puesto que se trataba de una obra de 54 apartamentos destinados ―no se olvide― para el goce y disfrute de los profesores y sus respectivas familias.

Ah, y cuanto más si se tomaba en cuenta que el hotelazo en finiquito, por el insinuado valor que tomaría, serviría también de segura garantía y resguardo de los ahorros de todos los profesores. Decía el ilegítimo, mientras sonrisa en ristre miraba a la cámara. Hoy, a tres años de aquel show de “tablones en ir y venir”, ¡no hay más que ruinas!

La mole de bloque, cabilla y cemento yace a merced del salitre de Chichiriviche, infectada de patología estructural. Desvelado el fraude, pronto corrió un estimado de la obra, la bicoca de un (1) millón de dólares lanzados a sotavento. Perdidos. Triste y dolorosamente de los ahorros de todos, y si no, de dónde.

Este caso debe ser sometido a investigación administrativa pues aquel show, pasado el tiempo, y por el silencio culpable que lo acompaña, ha terminado por ser una socarronería. ¿Qué fue lo que realmente pasó? Las directivas de los Consejos de Administración y de Vigilancia le deben, en primer término, una explicación a los socios de IPAPEDI, el profesorado afiliado, los dueños y dolientes del Instituto que a ellos les fue confiado para su correcta administración y contraloría. Y de los cuales han pretendido desentenderse al no querer realizar las elecciones y negarse a rendir cuentas.

Ahora, por estos días, hablan y alardean de que los profesores UCistas somos los únicos en Venezuela que somos accionistas e inversionistas de importantes empresas nacionales en la Bolsa de Valores de Caracas.

Una decisión inconsulta e ilegal a todas luces estatutarias y legales. Una gestión que no debió realizarse nunca, pues por su condición de ilegitimidad ―tres años de mandato vencidos―, ya habían sido advertidos por la

Superintendencia, el órgano supervisor legal, de que debían limitarse, exclusivamente, a la administración pura y simple de los asuntos rutinarios. Pero hacer negocios, olvidándose de la salud y la previsión social a lo que están obligados, ha sido el signo de esta gestión ferminionana y sus privilegiados y, por los vientos que soplan, de su definitivo extravío.

Se vocifera que el valor de la cartera de inversión de cada profesor, en el lapso de diez (10) meses (mayo 2024-marzo 2025), se ha capitalizado en un 167%. Lo anterior es equivalente a decir que, en dicho lapso, la valorización de dicha cartera ha sido de $14, que equivalen a $1.4 mensuales. Todos los profesores nos preguntamos: ¿Qué incremento en capacidad de consumo produce un ingreso adicional de $1 mensual?

En efecto, los profesores, una vez más, sienten que los directivos de IPAPEDI se han burlado de su buena fe y su triste condición económica. En el curso de esta semana el reconocido economista Ricardo Hausmann ha declarado que la Bolsa de Valores de Caracas es una entidad que no cuenta con respaldo financiero internacional.

Apreciación que tiene sus graves consecuencias. Profesor(a), la perspectiva económica de Venezuela en lo que resta de 2025, se aprecia sombría y, en consecuencia, la agudización de la Emergencia Humanitaria Compleja (EHC) ―que agobia― es de pronóstico reservado. En este contexto, la irresponsabilidad del ilegítimo presidente de IPAPEDI se abulta al insistir en ignorar la auténtica y genuina misión del Instituto, empeñándose en convertirlo, ilegalmente, en una “caja financiera de utilería y fantasía”.

Pero ocurre que tanto extravío y desatino, con sus funestas consecuencias financieras para IPAPEDI, comienza a salir a la luz pública. A la cháchara, según la cual, nuestro instituto es un modelo en Venezuela y América Latina, se le ven ya las costuras del engaño, la propia Superintendencia de Cajas de Ahorro la califica ahora como “deficiente administrativamente” y la sitúa fuera del cumplimiento del marco legal. ¡Así mismo!

Estemos atentos, porque el tejido institucional de la UC está alineado y vamos a proceder a convocar una gran asamblea de profesores socios de IPAPEDI, como magna instancia decisional, a los fines de iniciar el proceso electoral que nos conduzca a salir de este penosa visión de laberinto distópico en el que irresponsable y alevosamente los actuales directivos nos han engolfado.

¡En IPAPEDI, Elecciones YA!