YO estuve ALLÍ
El pasado miércoles 1 de junio 2022 en horas de la mañana estuve en el Complejo Turístico Flamingo de Chichiriviche. Mi visita tuvo el propósito de poder apreciar in situ el desarrollo y avance del Proyecto Recreacional Chichiriviche, que Ipapedi hace cuatro (4) años decidió acometer.
Hace más de una década, que la economía venezolana se ha visto severamente afectada.
Hay quienes sostienen que el sector de la construcción, por su capacidad generadora de empleos, es por excelencia el indicador señalero de la dinámica económica de un país. Eso significa, que si la construcción está paralizada, en general, la economía no está bien. Por el contrario, si el índice de la construcción es alto, la economía se percibe bien y movida.
En 2012 Enrique Madureri, presidente de la Cámara Venezolana de la Construcción (CVC), aseguraba que la construcción como importante sector de la economía, prácticamente estaba desaparecido. Esa clara y contundente declaración en boca de un importante lider del área, no podía ser percibida como una invitación a invertir en el sector. Todo lo contrario, la inteligencia y el comportamiento responsable sugerían cautela y prudencia en la toma de una decisión en la que, el capital a invertir era nada más y nada menos que los correspondientes ahorros previsionales de toda una vida de los profesores de la Universidad de Carabobo.
Profesor(a), YO estuve ALLÍ, en la obra del Proyecto Recreacional Chichiriviche y pude constatar lo que con el debido comedimiento a continuación resumo. El edificio tiene construida la estructura y la mampostería exterior (foto junio 2022), pero no la albañilería interior.
Las áreas comunes no están construidas. Se entiende por áreas comunes a todas aquellas que no están dentro del espacio de cada uno de los 54 apartamentos. Es decir; los ascensores, piscina, estacionamiento, áreas verdes, etc. Nada de eso está hecho.
El equipamiento, obviamente tampoco existe.
En los últimos tres (3) años los profesores hemos sido privados del pago de dividendos, se nos ha cercenado el derecho a retirar haberes y se cerró la cartera crediticia y, con todo eso, el proyecto, en cuatro años, a lo sumo está construido en un 30%.
Por supuesto que la hiperinflación, la reconversión monetaria y la pulverización del ahorro de los profesores pueden ser las excusas con las que se intenten justificar el retardo y hasta la imposibilidad de la culminación de la obra. No obstante, ahí no radica el problema. El problema está en que sencillamente, se tomó una decisión equivocada en el momento equivocado.
La prueba de lo anterior es lo siguiente:
El metro cuadrado de construcción en la zona está en el orden de $700. Es decir, si se construye un inmueble de 100 metros cuadrados, grosso modo, hay que gastar $70000. Ahora bien, si se decidiera vender dicho inmueble ya construido, el mercado no pagaría más de $200 por metro cuadrado, lo cual significa, que el precio de venta del inmueble sería de $20000. Vale decir, la pérdida sería de $50000. Esa es la verdadera, genuina y auténtica razón por la que la construcción ha sufrido una contracción de más del 95%.
Lo anterior es la prueba palmaría de que hoy, en el mercado inmobiliario venezolano es muchísimo menos costoso comprar algo construido que construirlo. Mantengo y sostengo que en lo anterior está la esencia del equívoco de la decisión de Ipapedi.
A menudo, la mentira ataviada con la ropa de la verdad puede pasar inadvertida y confundir por un tiempo, pero seguro, no lo logrará todo el tiempo.
Para lo único que sirve la mentira, es para que cuando se diga la verdad, nadie crea.
Esperemos con inexpresable paciencia las luces en los nuevos caminos que nos depara el cambio en Ipapedi.
Los profesores tenemos reservas insospechadas, cada respiración es un paso que nos acerca a la restitución de Ipapedi como un verdadero Instituto de Previsión y Ahorros del Personal Docente y de Investigación de la UC.
Profesor(a), en Ipapedi tenemos dos caminos: el continuismo o el cambio.