Honrar, Honra



A propósito del sino fundacional del IPAPEDI y contrarrestar equívocos interesados. Subtilitas essentia rerum. Prof. Dr. Joaquín Alvarado Henríquez Cofundador del IPAPEDI.
En la prolongada lucha, tanto como digna, justa y necesaria, que viene dando un numeroso grupo mayoritario de profesores (as) liderados por el profesor Víctor Reyes Lanza, por rescatar el norte operativo y el sentido fundacional de previsión social―y no mera caja de ahorros― del IPAPEDI, y otorgar, en consecuencia, una verdadera utilidad social al Instituto (y menos pamplinas de banqueros, corredores de bolsas y derroches en presentar las cuentas, y Chichiriviche) me permito acotar una precisión a una notuela que divulgó por estos días el muy distinguido profesor jubilado Lubín Aguirre:
Aguirre sostiene que hay profesores socios de IPAPEDI que “no entienden con precisión que el artículo 114 [de la Ley de Universidades] le corresponde cumplirlo a la universidad”. Pues efectivamente, profesor Aguirre, el Consejo Universitario de mi alma mater ―y desde luego la suya―, la Universidad de Carabobo, constituyó, en agosto de 1961, al IPAPEDI, poniendo incluso el capital semilla de cincuenta mil bolívares para que esa instancia cumpliera labores de previsión social y ahorro en favor del profesorado y sus familias. No como única instancia, pero sí cierta y con suficiente autonomía, como para trasegar su objetivo noble y solidario.
Soy el único sobreviviente de los fundadores del IPAPEDI y puedo dar fe de dicha motivación y sentido fundacional. Soy testigo también, a mis casi 90 años de edad, de la magnífica labor previsional social que durante años ejerció el IPAPEDI (créditos hipotecarios para vivienda, salud, personales, vehículos, etc.) que la mayoría de profesores socios jubilados pudimos beneficiarnos y que la gran mayoría de los docentes activos de hoy, desafortunadamente, no lo pueden hacer, incluso ni los quieren inscribir bajo sofismas y subterfugios de toda laya. Y encima, les quieren introducir equívocos al propósito con que la Universidad de Carabobo fundó el IPAPEDI.
Que hoy, más de seis décadas después de aquel propósito previsional para el que fue creado el IPAPEDI, por la universidad, se pretenda reducir al Instituto a una mera caja de ahorros, porque se dilapidaron nuestros ahorros en cuanto mamotreto o delirio de rufianes exista, es otra cosa. No es ético intentar confundir el verdadero propósito fundacional del IPAPEDI, que, como su misma denominación lo dice es el Instituto de Previsión Social y de Ahorros del Personal Docente y de Investigación de la UC.
Sabe usted muy bien, profesor Aguirre, como sesudo abogado que es, que el nombre es lo que define la esencia de las cosas. Otorgar mayor importancia denominativa y acomodaticia a una cosa en detrimento de otra, suele ser la usual escaramuza de defensa oportunista por lo que hoy es dolorosamente indefendible: una gestión de IPAPEDI, que ya es hasta ilegal, que no ha hecho lo atinado y sensato por atender la previsión social estatutaria que la norma y que pretende desviar el fondo del asunto a una mera denominación de “caja de ahorro", es una deriva institucional evidentísima de la cual hasta han renunciado la mayoría de sus directivos actuales, excepto el derivador mayor, su amigo, el profesor Fermín Conde.